La moda de la Selva Negra

3.6.15

SIMPOSIO ANUAL DE LAS CRIATURAS ÚNICAS

El pabellón añil alberga a los invitados. Decenas de lacayos escrutan ademanes y mohines en busca de sus deseos agazapados. Doblegados, sin voluntad propia, colman los caprichos de la exquisita grey. Así, el sirviente del cíclope recolecta sin pausa las lágrimas de cristal que desprende el ojo del gigante. Una ondina humedece a intervalos, con agua salina, las escamas del tritón de dos colas, rescatado de una almadraba en el mar de los Sargazos. El amolador de navajas afila el asta despuntada del último unicornio conocido. Los siervos afanosos detienen por unos momentos su labor de filigranas. Dejan paso a la concertista, que se adentra vestida de nácar en la bóveda de los instrumentos de cuerda. Detrás, sosteniendo la larga cauda del vestido de coral de arrecife, camina una esclava que la escolta hasta la silla ambarina. Una vez sentada, la doncella, con movimientos rápidos pero certeros le hará la manicura, con urgencia, de una uña malograda. La clepsidra indica entonces el instante esperado. La pianista, frente al clavicordio, posará sus palmas hexadáctiles en el teclado y ofrecerá con brillantez prodigiosa, el Concierto malabar para tres manos y un meñique.


Mi propuesta para el concurso de ENTC del mes de junio. El tema es Monstruos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguramente hay oro en tus palabras