La moda de la Selva Negra

20.3.12

Ictíneo I    Réplica en el Museo Marítimo de Barcelona



Algunas leguas después

Había perdido el control del submarino. Ictíneo daba vueltas en el agua, como un huevo loco. La elipse de madera, que no dejaba de caer, acariciada por morenas, acosada por serpientes, atacada con tinta, se quedó incrustada allí en lo abisal. Narcís, mientras trataba de poner el batiscafo en marcha, advirtió una nave portentosa de grandes proporciones que cortaba el agua y se dirigía hacia donde él se encontraba. Fascinado por el artefacto lo observó largas horas sin dar crédito a la existencia de tal ingenio. Rendido y aturdido por la increíble aventura se quedó dormido. Al despertarse miró de nuevo por el ojo de buey. Fuera del Nautilus el capitán Nemo luchaba, sin escafandra, con un pulpo gigante. Narcís, atemorizado por la escena accionó los mandos y, tras varios intentos desesperados, consiguió subir a la superficie. Una vez en tierra firme evitó durante mucho tiempo contar lo vivido en su periplo. Jules Verne le persiguió varios años, hasta conseguir el relato en exclusiva.

Texto que llegó a las deliberaciones finales en el concurso de microrrelatos del mes de Febrero de la Microbiblioteca http://lamicrobiblioteca.blogspot.de/

6.3.12


La vuelta al mundo

Iniciaban los periplos con una lectura. Viajaban a los países más recónditos. A todos los confines de la tierra. Perseguían murciélagos en las cuevas, escalaban cordilleras de nieves perpetuas. Lloraban con la magia de los atardeceres. Pisaban las catedrales con el respeto de un creyente. Habían surcado todos los océanos, descendido por gargantas y acantilados peligrosos. A la caída de la tarde de cada día del año, emprendían el trayecto más penoso de la odisea. Él la llevaba en la silla de ruedas, con paciencia, del salón a la habitación. La cogía en brazos y con mucha ternura la metía en a la cama.

4.3.12


Aquí en este punto ● se concentra toda
la sabiduría de Oriente y Occidente. 
Los enigmas de lasPirámides, las 
revelaciones del Zoroastro, la 
sabiduría de los mayas, el secreto de 
las estatuas de la isla de Pascua. La nena del propietario de una herboristería lo encontró bajo un manto de polvo en una de las alacenas de la trastienda. Día tras día, eruditos, zahoríes, agoreros, pitonisas, adivinadores, videntes observaron el hallazgo para desentrañar las incógnitas de la condición humana. 
Ayer se fueron los últimos ciéntificos, con el rabo entre las piernas, al comprobar que el punto es hermético y sus mensajes crípticos sólo se manifiestan a unos pocos elegidos.

1.3.12





A propuesta de algunos blogueros de la red.
Jueves indignados


La tierra prometida


Después de una larga marcha de meses llegaron a Teutonia. Ya a la frontera les miraron con extrañeza. En las agencias nacionales para el empleo les dejaron muy claro que no necesitaban ingenieros y que como máximo acogerían a dos cantaores de flamenco y un camarero para que hiciera las sangrías.