No le
queda otro remedio, aunque le disgusta recurrir a esos artilugios
para resolver
las cosas. De la caja de
magia saca los utensilios. Envuelta en la capa, empuña la
varita
astillada por el uso y disuelve
unos polvos en el vaso de pócima improvisada con colacao. La
ingiere con
solemnidad. Se dirige
a la habitación donde yace inconsciente la mujer. Le da unos
golpecitos con el palito
en el hombro
haciéndole un abracadabra. Cumplido su cometido, limpia la
sangre que sin parar sale de la
sien de
su madre. Después se sienta, a esperar que el hechizo surta
efecto.
Texto finalista de esta semana en Wonderland La ganadora del concurso esta semana
ha sido Sara Lew.