La moda de la Selva Negra

30.5.13

Cuento atrapado



Mientras los relojes de cuco en el valle se desgañitaban para decir que llegaba la hora fatídica, el cielo, que era un borrón, no soltaba prenda. Los cervatillos se volvían todo corazón y el pecho les temblaba inexperto, con galope. Gnomos, elfos y ninfas corrían de puntillas hasta los lagos y se sumergían temerosos a esconderse entre los nenúfares. Aunque el bosque hermético no dejaba pasar ni una gota de aire, los abetos con una tristeza pesada, esclavos de sus raíces, apartaban las ramas para abrirles camino. Hänsel observaba preocupado la quietud de los parajes, Gretel, ingenua, recogía arándanos. Vestida de harapos, segura de su empresa la bruja atravesaba la selva negra, contoneándose por las veredas, embriagada por el olor de la carne humana.


Aquí mi cuento tuneado para la III Microquedada en Madrid, que hay que leer con los atuendos del traje típico de la Selva Negra puestos. Para el que no posea uno: aquí les dejo un sombrero virtual, para salir del paso. 
Por cierto, alguien sabe decirme el nombre del agraciado, castigado con llevarse el texto a su casa? 

Miles de abrazos

26.5.13

Javier Ximens



Luna de oveja

Sentado en la cama, con los pies desnudos sobre la piel curtida de oveja que hace de alfombra, Braulio „El Pastor“ le contaba a su nieto que ahora se enranciaba todo el día allí acostado pero que no dormía, que apenas era capaz de dar un par de pestañeos.
-Cuando yo era un zagal de tu edad, pasaba las noches en la sierra al cuidado de las ovejas en un duermevela hasta que salía la luna. Entonces, con el sonido de los cencerros y el balar de los animales, como nanas de lana, dormía hasta que Las Cabrillas iban altas.
El nieto, sentado a su vera, con los pies colgando, le escuchaba cabizbajo. Luego observó el ventanuco que da a la huerta y sonrió.
A la noche, cuando Braulio recolectaba recuerdos, oye el sonido de una esquila que mana por la ventana. Mira hacia el exterior y ve el lomo de una oveja recortado a la luz de una falsa luna de queso. 
-Jodío muchacho, ¡qué listo es!- dice, y al incorporarse en la cama siente en los pies la fría pizarra del suelo.


Este es el micro tuneado de Javier Ximens, que tuve la suerte de recibir en el encuentro del día 18 en Madrid con ocasión de la III Microquedada, de un montón de buenos microrrelatistas.
Tenéis que leerlo con amor, pues me parece que así está escrito. Ximens imprimió el texto en el envoltorio de un queso curado de oveja. El micro aparecía en el lugar de la etiqueta. Una virguería artesanal. El queso ya me lo estoy comiendo. Afortunadamente ha quedado el texto para vuestro deleite y el mío. 

20.5.13

Anto Logia

El fin de semana pasado nos reunimos bastantes individuos e individuas para asistir a un acontecimiento que nos produjo mucha alegría: La presentación del libro deantología  Una recopilación de autores que cultivan el género del microrrelato.
El día empezó con la puesta de largo del libro Viaje imaginario del Archipiélago de las Extinta, una joya a la que no deberíais renunciar, de Susana Camps.
Siguió una simpática introducción a la antología, aderezada por los comentarios y explicaciones pertinentes de los antólogos Manu Espada y Rosana Alonso, y de Mariano, orfebre de la Editorial Talentura, que nos ha acogido en su seno. Son todos ellos, bellas personas a las debemos la aparición en el libro.
Finalizado este acto, se pasó a las viandas. Sentada a la larga mesa de la Casa de León de Madrid tuve el inmenso placer de de conocer a bellos personajes de cuento, que de pronto estaban al alcance de mi mano. No voy a citar a ninguno en especial para no dejarme a nadie. Hubo encuentros emotivos y abrazos muy afectuosos. La savia de las emociones corrió a mares por mis venas. Seguimos en varias direcciones: Teatro Álfil, para ver la obra de Miguel Ángel Flores, bares varios para acabar la velada con algunos vinos y cervezas. Creo que algunos continuaron la ruta pero en un momento dado mi cuerpo ya no aguantaba más embates y me retiré a mis aposentos. Un día inolvidable.

15.5.13

Justiciero


Los golpes son ya insoportables. Se niega a abrir. Con tres críos dónde va a pasar la noche. Aporrean tanto la puerta que no puede menos. Ahí están ahí, sin piedad. Ya no ofrece resistencia. Cuando todo está perdido viene el más pequeño. Antes ha pasado por la cocina, ha abierto el grifo y con el chorro delgado porque también les han cortado el agua, ha rellenado el cachivache. Se acerca al ujier y apuntado hacia el pantalón dispara, dejándole empapado. Antes de que pueda reaccionar le suelta un: -Eres el malo y te he matado, ahora tienes que caerte al suelo.

6.5.13

Quimeras



Las pesadillas habían abierto trincheras. Brujas con verrugas poblaban mi duermevela. Me amenazaban con castigos y torturas. Cuando por fin me despertaba, un rayito de sol extraviado me hacía cosquillas y niños de cabellos rubios peinados con onda venían a buscarme, salíamos al patio, infestado de rododendros y madreselva, cuyos aromas embriagadores vapuleaban con amabilidad voluptuosa las narinas. Los juegos concatenados se extendían sin reproches y, sólo eran interrumpidos por la llamada de una novicia, que sonriendo desde el porche nos anunciaba que la merienda, opulenta, regada de malvasía, servida con amor incondicional, nos esperaba en el refectorio. Eran horas de felicidad de limbo imperturbable. Sin embargo, el día empezaba mal. Al abrir los ojos volvía a darme cuenta de que todo había sido un sueño, que la jornada transcurriría trufada de delirios. Con las brujas de verrugas rematadas por púas negras que repetían odiosas, que mi madre me abandonó porque no me quería. Yo entonces apretujaba el tiempo como podía para que llegara la noche y que, en un nuevo ensueño, alguna Sor Sonsoles me acurrucara en su regazo y los niños de bella onda me prestaran sus canicas.


Me reincorporo lentamente a la escritura. He dejado el blog un poco patas arriba durante algún tiempo. A veces las cosas no son fáciles.