Varias de las grietas de la luna rezuman sangre. Así el
cielo se tiñe de un color rojizo amenazante. Los mayores
recuerdan aún las primeras fisuras y bajan la voz cuando, por
descuido, alguno menciona los períodos aciagos de lluvia
púrpura. Nosotros no hemos conocido tales calamidades pero
nuestros progenitores, alarmados por la falta de hombres y leales a
una responsabilidad heredada, han dado sus vidas para procrearse y
traer varones al mundo. Aunque los abuelos no temen salir a la calle
se guardan muy bien de dejar salir a sus nietos. Los más
cautos y sabios se apresuran a buscar ofrendas. Muchachos de esos,
sin parientes que los protejan y, de preferencia los de vida
disipada. Saben que no hay escapatoria y que los sacrificios humanos
son necesarios para apaciguar a la bestia.
El texto fue mi propuesta para el concurso de ENTC del mes de agosto. El tema en esta ocasión era: Bajo la luna llena
Los ganadores de esta edición fueron Paloma Casado, Miguelángel Flores y Mar González.
desde luego que el tema, Mei, te inspiró una luna sangrienta y rojiza, de esas que se parecen al sol del atardecer.
ResponderEliminarBuen relato que me ha gustado mucho. ¿Has participado en Setiembre? ¡iré a curiosear por allí a ver si te encuentro!
Besos desde Vitoria, amiga.
Fantástico Mei, me gusta tu modo de narrar. Nos pintas una luna sangrienta, me gusta la parte final, ahí donde los abuelos no temen perder su vida, pero sí la de sus nietos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.