La moda de la Selva Negra

17.4.13

Mentirijillas



Abrigo impecable, los zapatos lustrosos, la camisa impoluta, el maletín, siempre sellado con un código de cinco dígitos. Besos matinales de café y aftershave, a ella, a los niños. Sube al deportivo. Deja atrás el centro y se acerca desbravando a la playa, que conoce como la palma de su mano. Aparca. Sin salir del vehículo abre el portafolios. Saca las fotos de familia, los números rojos, la carta de despido de hace dos años y llora. Cuando el atardecer enrosece los perfiles, vuelve a casa y asegura, como cada día, que la jornada de trabajo le ha cundido mucho.


11 comentarios:

  1. Qué triste, Mei
    Es una imagen fantástica de esa mentira con la que se vive y que un día es la fatal realidad...¿Cómo contarla? Tú, lo ha hecho muy bien

    Besicos, desde mi alambrada.

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  2. Resulta curioso saber que tarda dos años en deshacerse de la carta de despido.
    Un relato a la orden del día. Un vecino, un familiar, un amigo puede ocultar la triste realidad
    Un saludo!

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  3. Le ha cundido pero no, porque sigue llorando.
    Y, perdona, ¿pero qué clase de pareja son si ella no nota nada?
    Y que conste que me lo creo. No creo que sea nada fácil enfrentarse a algo así, a algo como nos estamos enfrentando ahora.
    Besos

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  4. Mei, muy triste este micro de una realidad que no se quiere asumir, así nos va. Pues si esto lo trasladamos a muchos de esos políticos, economistas o banqueros que mandan de nosotros, que viven en otro mundo, te das cuenta que vamos muy mal, pues ellos hacen como este personaje tuyo. Engañarnos.

    Besos.

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  5. Conozco más de un caso así, Mei. Es tremendo cuando la ficción se pega a la realidad más cercana.

    Un abrazo.

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  6. Con pocas palabras, reflejas el miedo, la soledad y, la sensación de impotencia y fracaso que una situación así puede acarrear.

    Bravo por tus letras Mei.

    Un abrazo.

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  7. Al dolor de perder su trabajo añadir la mentira de que sigue trabajando. Muy duro y bien contado, Mei.

    Besitos

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  8. Además de la tristeza del relato, que se palpa y se hace más profunda ante la seguridad de que hay casos, cada vez más, parecidos no tan lejos de nuestro entorno, se suma, desde mi punto de vista,el desencanto del lector al apreciar (la imagen del deportivo es crucial en este sentido)como nos hemos ido dejando devorar por un consumismo desmedio, al que hemos sido empujados y que tal vez tenga también su parte de culpa en lo que nos está pasando. Hemos estado viviendo en Jauja.
    Desolador, pero muy interesante.
    Un abrazo Mei.

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  9. Me encantan tus micros, si te apetece compartirlos echa una ojeada a http://280ypunto.blogspot.com.es/
    Un saludo. marga.

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  10. Hola Mei, creía que me había recorrido todos los blogs de micros indignados... ¡ay lo siento! no sé por qué se me pasó este.

    Estas mentiras son tristes como la vida mmisma. Fabulosamente contado y narrado hasta llegar al final de la verdad. Un beso Mei, me ha gustado mucho.

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  11. Y así hasta que se le acabe el dinero, o las mentiras. Tal vez sea un alivio.

    Dura realidad de muchos.

    Par de abrazos.

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Seguramente hay oro en tus palabras