Las pesadillas habían abierto trincheras. Brujas con verrugas poblaban mi duermevela. Me amenazaban con castigos y torturas. Cuando por fin me despertaba, un rayito de sol extraviado me hacía cosquillas y niños de cabellos rubios peinados con onda venían a buscarme, salíamos al patio, infestado de rododendros y madreselva, cuyos aromas embriagadores vapuleaban con amabilidad voluptuosa las narinas. Los juegos concatenados se extendían sin reproches y, sólo eran interrumpidos por la llamada de una novicia, que sonriendo desde el porche nos anunciaba que la merienda, opulenta, regada de malvasía, servida con amor incondicional, nos esperaba en el refectorio. Eran horas de felicidad de limbo imperturbable. Sin embargo, el día empezaba mal. Al abrir los ojos volvía a darme cuenta de que todo había sido un sueño, que la jornada transcurriría trufada de delirios. Con las brujas de verrugas rematadas por púas negras que repetían odiosas, que mi madre me abandonó porque no me quería. Yo entonces apretujaba el tiempo como podía para que llegara la noche y que, en un nuevo ensueño, alguna Sor Sonsoles me acurrucara en su regazo y los niños de bella onda me prestaran sus canicas.
Me reincorporo lentamente a la escritura. He dejado el blog un poco patas arriba durante algún tiempo. A veces las cosas no son fáciles.
De patas arriba nada, no tienes más que leerte como yo lo he hecho.
ResponderEliminarY sí, a veces las cosas no son fáciles, y otras su encanto precisamente es ése, todo depende.
Un besote
Mei, sentido microrrelato que muestra mágicas imágenes a pesar del dolor de esa niña abandonada por el destino.
ResponderEliminarA veces nuestro brío creador mengua, es normal,y si a eso le sumamos que las circunstancias pueden ayudar a alejarnos de le escritura, pues es lógico que sintamos zozobra al retomar la hoja blanco. Pero cuando uno siente la necesidad de escribir, y haciéndolo tan bien como tú, siempre regresa con honores.
A seguir escribiendo como lo haces, a pesar de que las cosas no son fáciles. Nadie dijo que lo fueran. Ánimooooo.
Abrazos.
¡Qué alegría volver a leerte, Mei! No te preocupes por la frecuencia, ten en cuenta que estaremos aquí, esperándote, para entrar en cuanto veamos que has llegado.
ResponderEliminarEste micro me ha resultado muy perturbador. No sé, quizás es debido a que siempre le tuve el mismo miedo a las monjas que a las brujas.
Un abrazo.
¡Qué triste realidad que sólo se puede soportar con los sueños!
ResponderEliminarMe gustó mucho ese giro final.
Doble de abrazos.
ResponderEliminarLa maldad como camino de acercamiento al señor. A veces pienso que se sabían muy bien esa biblia de ese dios justiciero y malvado. En tu relato me gusta esa mezcla de sueños y realidad, salvo cuando nos haces creer "Cuando por fin me despertaba..." que es la realidad y es un sueño. Creo que nos conocemos dentro de poco.