26.11.16
AVENENCIA
Violeta nació del heno, en un parto furtivo. Creció con vacas, patos y la abuela. Conocía los confines sin haber salido de la aldea. Las laderas eran toboganes. En los regatos jugaba a esconderse bajo el manto de berros, a pelearse con espadañas, mascaba tierra por el sabor a mojado. Descubrió una primavera cómo prosperaban las simientes, entendió que encerraban el secreto de la vida. En la palma de sus manos un día la grana se tornó brote; el retoño, planta vigorosa. Y le dio frutos, agradecida. No aprendió a leer pero sabía dar nombre y uso a la bardana, la escorzonera, la escaravía, y el jaramago. Lloró un invierno a la anciana. Después volvió a la huerta. Socorrió a las lechugas mustias, dio a los cereales ánimos de estiércol. No se extrañó cuando vio musgo asido a los humedales de su cuerpo, ni las petunias que le huracanaban el pelo. Tampoco se asustó con las campánulas que emanaban de su boca cuando le daba hipo. Tropezaba divertida con la enredadera, que la cubría por entero, y los retoños asilvestrados que poblaban sus brazos. Cansada, se recostó una tarde en el regazo de un árbol. Ahora habita su corteza.
Mi propuesta para el concurso de estanochetecuento en el mes de Octubre. El tema era la mujer rural.
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