De cuajo, con raíz. La arranca con las esperanzas puestas. En su
desazón, la manita sostiene y estruja el tallo sin vacilar. Mientras
retira cuidadosa la hoja de la margarita, profiere un mequiere
asustado. Sabe que a Lucía se la come a besos. Los nomequiere
le salen huidizos, apenas los pronuncia, no sea que se encalle el
recuento. A Sara, la hija de la vecina, también la llena de
atenciones. La flor está ya casi desdentada y mocha. La niña solapa
los últimos dos pétalos antes de quitarlos juntos. Engaña al
destino, para que cuadre y su mamá la ame.
En Wonderland rtve...
Es muy bueno. He visto sin problemas a esa pequeña midiendo el cariño, sintiendo envidia y dolor; y ese cuadrar las cuentas en el último momento para... que cuadren en la vida.
ResponderEliminarEs muy bueno
En esa apuesta del deshoje de las margaritas es dificil no hacer trampa.
ResponderEliminarUn beso, Mei
Felicidades Mei, gran micro.
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