Son
muchos años de amor por el teatro. El enfermo imaginario: la casa
siempre llena de remedios, las quejas por las comidas. Otelo. ¡Qué
recuerdos! Le abría los cajones y le olía las ropas al volver de la
calle. Y siempre le parecía encontrar algo. Después los castigos. Y
la vida con Casanova, y sus mujeres. Hoy le toca a ella, el papel
difícil. Pero se ha estado preparando todo el invierno. Deja el
delantal en la cocina y se pone el abrigo. Nora no se despide de sus
hijos. Sin equipaje, franquea la puerta. Cae el telón. Para siempre.
Mei, un homenaje en toda regla al teatro y a esas compañías pequeñas que pululaban en la postguerra, aunque esta vez trufado con un humor negro que se rompe en pedazos al final, pues el final es duro.
ResponderEliminarMe gustó como lo has sabido combinar.
Un abrazo.
Brillante, Mei. Impresiona cómo has sabido amalgamar las obras para dejarnos una historia que nos deja un sabor de tristeza grande en el paladar.
ResponderEliminarUn abrazo,
Mutis por el foro. Buena actuación.
ResponderEliminarAbrazos y aplausos sonoros.
Hola Mei mis visitas por el mundo virtual me traen a tu blog.
ResponderEliminarY tu micro deja un sabor triste, esta última actuación de tu protagonista no parece solo teatro.
Me ha gustado mucho, felicidades.
Asun.
Un dramático final. Intenso. Con sabor a fuga o a búsqueda de la libertad. El eterno conflicto entre una naturaleza poligámica unida a una monogámica. Hay tanto por reordenar en el mundo y yo tan ocupado. BRAVO.
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