La vuelta al mundo
Iniciaban los periplos con una lectura. Viajaban a los países más recónditos. A todos los confines de la tierra. Perseguían murciélagos en las cuevas, escalaban cordilleras de nieves perpetuas. Lloraban con la magia de los atardeceres. Pisaban las catedrales con el respeto de un creyente. Habían surcado todos los océanos, descendido por gargantas y acantilados peligrosos. A la caída de la tarde de cada día del año, emprendían el trayecto más penoso de la odisea. Él la llevaba en la silla de ruedas, con paciencia, del salón a la habitación. La cogía en brazos y con mucha ternura la metía en la cama.
Este texto surcó ayer las ondas del programa Radio en Colectivo de Radio Mislata. Nicolás Jarque me invitó a participar y compartir la experiencia con otros 24 microrrelatistas conocidos. Todo un honor. Si pincháis en el enlace podéis oír también el resto de textos.
Este texto surcó ayer las ondas del programa Radio en Colectivo de Radio Mislata. Nicolás Jarque me invitó a participar y compartir la experiencia con otros 24 microrrelatistas conocidos. Todo un honor. Si pincháis en el enlace podéis oír también el resto de textos.
Estupendo el programa, ¿a que sí?
ResponderEliminarMe ha encantado compartir una hora de literatura con usted, Doña Mei.
Un abrazo,
Al final lo más duro, pero también hecho con mucho amor, seguro.
ResponderEliminarBuen programa el de la Radio en Colectivo. Un honor coincidir.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Mei, ¡Muchas gracias por tu disposición y por esta entrada! Como ya dije, fue un verdadero placer leer vuestros relatos y me ilusiono como no te puedes imaginar.
ResponderEliminarEspero que exista una nueva oportunidad
Un abrazo.
Qué precioso, Mei. Me gusta enormemente ese final. Un placer haber sido leído junto a ti.
ResponderEliminarUn abrazo
Precioso el micro, muy emotivo. Me gustó escucharlo.
ResponderEliminarBesitos
Intenso y emotivo Mei.
ResponderEliminarUn abrazo.
Felicidades, compañera de ondas y red
ResponderEliminarMira que la primera frase es clara: lectura. Pero nos llevas a pensar en esos dos viajeros que no paran en casa, y luego nos colocas en su realidad. Una buena defensa de la lectura y una "lástima" para quien te lee, pero no lo parece para los personajes. Me alegro de compartir ondas contigo.
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