El
párroco entró en la habitación con agua bendita. Encontró a la
niña sentada, los ojos en blanco. Profería gritos, hablaba
burradas, frases inconexas que, con fantasía, podrían ser arameo,
lengua que ella no conocía. El cura instó al maligno a que saliera
del cuerpo. Siguieron muchos ritos para expulsar al demonio. Tras una
pausa, prudente, el cura dijo a los familiares que la criatura no
estaba poseída, que sería mejor llevarla al psiquiátrico. La
madre, decepcionada, preparó la maletita para ingresarla. Pero, a
hurtadillas, le colgó al cuello la cadena con el pesado crucifijo
del Cristo del Gran Poder.
Texto finalista en el programa Wonderland de esta semana. La ganadora ha sido María Belén Mateos.
Un cristo para consolar a la madre, que la hija parece que está a por uvas.
ResponderEliminarFelicidades, guapa, me ha recordado un dicho: "Cuando la madre tiene frío, pone a su hijo una chaqueta".
Pues eso. Que felicidades
Qué bueno Mei, ese gesto final de la madre cierra el micro con maestría.
ResponderEliminarEres la reina de este concurso ¿eh?, pero no me extraña.
Un abrazo.