De vez en cuando, en los últimos meses se me hacen unas
lagunillas de tristeza al leer que algunos de los microrrelatistas
que he ido conociendo a lo largo de este tiempo cierran sus
bitácoras. Serán las redes sociales, el feisbu y el tuiter, o la pereza, o el
cambio de clima o la alimentación. Allá por
finales de julio del 2011 inicié este blog y, aunque no soy
muy pródiga en entradas, le tengo cariño.
De momento no se me ha ocurrido cerrarlo. Así que si queréis
pasaros por aquí, mi casa está abierta de par en par.