Son tres, las caravanas. Dejan atrás el prado con la nieve manchada de cagajones que los caballos arrojan incontinentes soltando lastres. Las calles están sordas, sólo en la plaza retozan algunos críos que han ido a despedirles. Las mujeres cierran los postigos a cal y canto alegando frío. No dejan salir a los hombres por el miedo que llevan cosido a los delantales. Que no vengan a quitarles al marido, al padre o al hijo. Quieren que se olviden pronto las batidas en el bosque, las noches de vigilia, los gritos rotos y el llanto de los titiriteros. Cocinan la sopa a conciencia para sellar los estómagos y que se cierren las llagas. La nieve aplaza la infamia. Hasta el deshielo. Cuando las alimañas la encuentren entre las jaras y la despedacen. La niña desbaratada y rota, devolviéndoles la vergüenza a sus frentes. Los volatineros se van, en silencio. Todos, menos una.
Con grata sorpresa, con el texto Tregua me veo incluida en la lista de los doce relatos seleccionados por los amigos de ENTC para el 2014. Un honor, estar al lado de once muy buenos escritores. Una alegría inmensa.